Dra. Eileen Karmy

eileen.karmy@upla.cl

En esta entrada, la Dra. Eileen Karmy invita a pensar acerca de la música como un arte eminentemente interdisciplinario y a investigar sobre las artes integradas de manera colaborativa. Este texto es una adaptación de la presentación realizada por la autora en el Seminario Permanente de Artes Integradas del 29 de octubre de 2021 en el Museo Universitario del Grabado. La presentación completa puede verse en el siguiente enlace: https://youtu.be/Se7yCpxrbus

Eileen Karmy es investigadora del Centro de Estudios Avanzados y académica de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha.

Quiero comenzar tomando como pie forzado las preguntas con que se nos convocó a este seminario de artes integradas y quiero hacerlo desde mi propia experiencia como investigadora en música. Estas preguntas son: ¿qué investigamos? ¿cómo investigamos? y ¿cuáles son nuestros cruces disciplinares? A estas preguntas agregaría las siguientes: ¿cómo podemos investigar en colectivo y de forma integrada, especialmente en áreas del conocimiento en las que se privilegia por la escritura individual en vez que por una escritura en coautoría? ¿Y cómo hacerlo en un sistema académico que privilegia la competencia por sobre la colaboración?  Voy a comenzar respondiendo a la primera pregunta:

¿Qué investigamos?

En mi caso, estudio la música, un arte del sonido y de la representación, que es tan cotidiano que todas las personas hemos experienciado la música de una u otra manera. Siguiendo al musicólogo Nicholas Cook (2001) podemos definir a la música como sonidos generados por seres humanos que son agradables de escuchar, una manifestación artística profundamente arraigada en la cultura humana, y que crea significados. Más allá de solamente representar, la música es un ente transformador, aglutinador del tejido social, que permite la construcción y reconstrucción de nuestras identidades culturales y humanas.

Como investigadora en música, he estudiado, en particular, la música popular desde una perspectiva histórica, ahondando en sus sentidos políticos. En específico, he desarrollado investigaciones sobre el análisis intertextual de la música y sus representaciones sociales. He desarrollado también una línea de investigación sobre el trabajo artístico, el trabajo en la música, con especial énfasis en el trabajo musical en el gran Valparaíso.

Pero como la música es un arte que evanesce, aunque la grabemos y escribamos, es inasible e inmaterial. Esto conlleva que la música tiene sus propias dificultades para investigarla.

¿Cómo investigamos?

Sostengo que para investigar la música necesitamos herramientas y metodologías interdisciplinarias, tanto de las ciencias sociales y las humanidades como de otras artes. De hecho, la musicología la etnomusicología y los estudios en música popular surgen tomando elementos, metodologías y perspectivas de otras disciplinas. Es decir, la investigación musical es intrínsicamente interdisciplinaria.

Quisiera traer algunos ejemplos de estudios que he desarrollado para graficar este sentido de lo interdisciplinario en la investigación musical. Uno de ellos, se inserta en la línea de investigación sobre las representaciones sociales y los sentidos políticos de la música y tiene que ver con el estudio que he desarrollado acerca de la Cantata Popular Santa María de Iquique. Esta obra fue compuesta por Luis Advis e interpretada por Quilapayún por primera vez en 1970 en la víspera del gobierno de la Unidad Popular, representada por el presidente Salvador Allende. Ésta es una obra de largo aliento, que dura cerca de 40 minutos, que intercala canciones, interludios instrumentales y un relato. Trata sobre la matanza obrera en la pampa salitrera del 21 de diciembre de 1907, un acontecimiento histórico del que, hasta ese entonces, no se había hecho cargo la historiografía oficial.

¿Cuáles son nuestros cruces disciplinares?

Para ejemplificar como se ha investigado esta obra, quiero referirme al libro editado por Paulina Ramírez Lorca y César de Vicente Hernando el año 2020, en el que se aborda una obra en específico, la Cantata Popular Santa María de Iquique, desde siete aristas diferentes. Considero que este libro es un excelente ejemplo del estudio interdisciplinario e integrado de las artes. Contiene capítulos que analizan esta obra por su valor historiográfico (Mamani 2020), sus sentidos políticos (Karmy 2020) y su forma estético-musical (De Vicente Hernando 2020), entre otros.

Es interesante que cuando se estrena esta obra en 1970, se volviera un hito porque evidencia y resignifica un hecho histórico que había estado oculto de la historiografía oficial. De hecho, hay varias generaciones que han aprendido sobre el movimiento obrero de comienzos del siglo XX por esta obra musical y no tanto por los libros ni las clases de historia.

También es interesante que la obra conjugue elementos de la música popular, folclórica y docta. No solo por el encuentro y la colaboración entre el compositor, Luis Advis, un músico del conservatorio, y el grupo Quilapayún, un grupo de música popular, de la canción comprometida de la Nueva Canción Chilena, sino también por el uso de los instrumentos, de los recursos armónicos y melódicos. La obra, al ser una cantata, integra elementos que dialogan con el teatro, tanto de forma explícita, como la presencia de un relator que narra y explica lo que va pasando, como con elementos teatrales dramáticos menos evidentes. Estos ocurren al interior de la música, en el canto, en la letra, que van anunciando lo que va a pasar, enfatizando ciertas emociones y generando ciertas expectativas en el público[1].

Vemos entonces que es una obra en si misma interdisciplinaria y muy rica de abordar desde distintas perspectivas, tal como se hace en el libro de Ramírez Lorca y De Vicente Hernando (2020), donde cada capítulo analiza la obra desde distintos lugares disciplinares.

Si bien la Cantata es un ejemplo paradigmático de una obra interdisciplinaria, con un vínculo muy evidente con otras artes, creo que esto es algo que ocurre en toda la música, incluso en niveles que pasan más desapercibidos y que tienen que ver con lo cotidiano y con la manera en que los músicos lidian con esta interdisciplina.

Lo interdisciplinar en el trabajo artístico

En mi investigación más reciente he estudiado las organizaciones gremiales de músicos que trabajaron en Valparaíso durante el siglo XX (Karmy 2021). Uno de los hallazgos más interesantes con que me encontré es que los músicos no solo integraron el gremio musical, sino que también participaron en asociaciones de trabajadores del teatro, de autores o de escritores. Esto no quiere decir que un mismo músico hiciese cosas distintas, sino que, por la característica de su trabajo, estaba vinculado con personas de otras artes y gremios de otras disciplinas artísticas. Los músicos entendían que para desarrollar su trabajo necesitaban colaborar constantemente con otros y otras, porque la música no es algo que se haga de forma aislada o separada del resto, sino que en conjunto con los demás.

Imagen  1 Miembros de la Sociedad Unión Teatral de Valparaíso, con trabajadores de los teatros, autores y músicos (Sucesos, 28 julio 1910).

Ya en los años setenta, el sociólogo Howard Becker (1974) investigaba sobre el trabajo artístico, entendiendo al arte como una acción colectiva y no como el resultado de algo individual ni como expresión de un talento o genialidad personal. El arte, según Becker (2008), es algo que ocurre porque hay un colectivo que divide labores − lo que define como la división social del trabajo artístico − y que lo que resulta de ello, es lo que entendemos como el producto artístico o la obra de arte.

Pienso que ese cambio de foco, que reemplaza la centralidad de la obra de arte por el trabajo del o la artista, nos ayuda a notar aspectos de las artes que habían pasado desapercibidos. Al mismo tiempo, al observar el trabajo musical como algo que se hace de forma colectiva, nos permite constatar cómo se difuminan fronteras entre las artes, como vimos en el caso de la Cantata, pero también al interior de la música. El hecho de que un músico trabaje en distintos géneros y escenas musicales hace porosas las fronteras entre éstos, ayudando a desjerarquizar los géneros musicales. Esto puede contribuir a una reflexión acerca de los grados de valor que le asignamos a los distintos géneros musicales, considerando a algunos poseedores de mayor valor artístico que otros. Esto, por supuesto, repercute no solo en la manera en que investigamos la música sino que también en qué música investigamos.

Qué música (no) investigamos

Como evidencia el musicólogo Víctor Rondón, la historiografía musical chilena ha tendido a priorizar por el estudio de aquellas músicas que “responden a las demandas sociales, culturales, institucionales, corporativas o grupales respecto de las cuestiones referidas a su identidad y memoria” (2016, p. 126). Esto implica que “aquellos artistas, prácticas o repertorios que no remitan a cuestiones identitarias ni de memoria” han quedado excluidos, “independientemente de su masividad, calidad técnica, interés histórico o refinamiento estético” (ibíd.). En una misma línea argumentativa, el musicólogo Martín Farías (2019), en su estudio sobre cómo se ha contado la música en el documental musical en el Chile postdictadura, plantea que elegir una temática para la realización de un documental no es trivial. Esto “implica una valoración de ciertos materiales, géneros o bandas que son válidos e importantes de ser atendidos. En esa selección se reproducen o subvierten estereotipos respecto al valor de ciertas músicas” (ibíd., p. 103). Similar a lo descubierto por Rondón (2016), Farías devela que el grueso del documental musical se concentra en músicas de una amplia aceptación social, mientras que una pequeña minoría se enfoca en lo que llama “músicas negadas” (2019, 103).

Entre ellas, se encuentran las músicas populares de amplia aceptación entre las clases trabajadoras, como la balada o canción cebolla, el tango y la música tropical[2]. Aquí además de la interacción con la lírica y el texto poético, encontramos un vínculo muy arraigado con la danza, en el amplio sentido de la palabra. Para estudiarlas se hace necesario comprender la integración entre la música y la danza, y el rol de esta última en el valor que se asigna a estos géneros históricamente negados[3].

Éstas son músicas que, querámoslo o no, están muy presentes en nuestra cotidianidad y festividades, que además tienen una larga historia en nuestro país, sin embargo, han tenido un lugar menor en la investigación musical en Chile. Sostengo que la escasez de investigaciones y publicaciones académicas sobre esos temas responde justamente a lo que evidencia Rondón (2016) respecto a valoraciones artísticas construidas en relación con cuestiones identitarias y de memoria.

El énfasis en lo colaborativo para la investigación interdisciplinaria

Para concluir, quisiera retomar la necesidad de enfatizar lo colectivo en la investigación musical, tanto en el quehacer académico, como en el lente con el que la miramos. Pienso que si develamos lo colectivo en la música y reconocemos que es un arte eminentemente interdisciplinario, podríamos no solo contribuir a desjerarquizar los géneros y repertorios musicales, sino también abrir nuestra investigación a la colaboración interdisciplinar.

Con todo esto dicho, y habiendo intentado responder a las preguntas que nos convocan, pienso que la creación de un departamento de artes integradas repercutirá positivamente en estos procesos. Al entender las artes de manera integrada, nuestro trabajo investigativo podrá ser más dialogante y responder a lógicas más colaborativas que individuales.

 

Referencias:

Ardito, Lorena, Karmy, Eileen, Mardones, Antonia, & Vargas, Alejandra. 2016. ¡Hagan un trencito! Siguiendo los pasos de la memoria cumbianchera en Chile (1949-1989) Ceibo: Santiago.

Becker, Howard. 2008. Los mundos del arte: Sociología del trabajo artístico. Universidad Nacional de Quilmes: Buenos Aires.

Becker, Howard. 1974. Art as collective action. American Sociological Review, 39 (6), 767–776.

Cook, Nicholas. 2012. De Madonna al canto gregoriano. Una muy breve introducción a la música. Madrid: Alianza Editorial

De Vicente Hernando, César. 2020. Sentido y forma estética política en la Cantata de Santa María de Iquique, en Paulina Ramírez Lorca y César De Vicente Hernando (eds) Ahí donde todo comienza. Indagaciones sobre la Cantata Santa María De Iquique. Madrid: Libros Corrientes, 2020, pp. 191-215.

Farías, Martín. 2019. Ruido-imágenes-voces. El documental musical en el Chile postdictadura. Palimpsesto: Santiago, p.103.

García, Marisol. 2017. Llora corazón, el latido de la canción cebolla. Santiago: Catalonia / CIP-UDP.

Karmy, Eileen & Farías Martín. 2020. “¡Que no sirve de nada tanta comedia! La Cantata popular Santa María de Iquique entre la música y el teatro”, ArtEscena, 10, 2020, pp. 22-41 http://www.artescena.cl/que-no-sirve-de-nada-tanta-comedia-la-cantata-popular-santa-maria-de-iquique-entre-la-musica-y-el-teatro/

Karmy, Eileen. 2020. “No basta solo el lamento. Significaciones de la Cantata Popular Santa María de Iquique en 1970”, en Paulina Ramírez Lorca y César de Vicente Hernando (eds) Ahí donde todo comienza. Indagaciones sobre la Cantata Santa María De Iquique. Madrid: Libros Corrientes, 2020, pp. 141-189.

Karmy, Eileen. 2021. Música y trabajo, organizaciones gremiales de músicos en Chile, 1893-1940. Santiago: Ariadna.

Mamani, Ariel. 2020. “Música para un pasado lejano y una historia reciente. Las muchas vidas de la Cantata Santa María de Iquique a 50 años de su estreno”, en Paulina Ramírez Lorca y César de Vicente Hernando (eds) Ahí donde todo comienza. Indagaciones sobre la Cantata Santa María De Iquique. Madrid: Libros Corrientes, 2020, pp. 27-70.

Molina, Cristian, & Karmy, Eileen. 2012. Tango viajero. Orquestas típicas en Valparaíso (1950-1973). Santiago: Mago.

Ramírez Lorca, Paulina & De Vicente Hernando, César (eds.) 2020. Ahí donde todo comienza. Indagaciones sobre la Cantata Popular Santa María de Iquique. Madrid: Libros Corrientes.

Rondón, Víctor. 2016. Historiografía musical chilena, una aproximación. Resonancias, 20 (38), 117–138.

Notas:

[1] Para más detalle sobre los vínculos entre la música y el teatro en la Cantata, ver Karmy y Farías 2020.

[2] Entre la escasa bibliografía musical acerca de estos géneros negados, encontramos: García 2017 sobre la canción cebolla, Molina y Karmy 2012 sobre el tango en Valparaíso y Ardito, Karmy, Mardones y Vargas 2016 sobre la cumbia en Chile.

[3] Acerca de la música popular, el baile y su vinculación con el cuerpo se publicó en junio de 2013 un número especial en la revista Resonancias (32), con seis artículos, incluyendo los siguientes géneros:  salsa (Subiabre), dance (Paredes), tango (Molina), cumbia (Karmy), punk (Becker) y cueca (Solís). La revista está disponible en el siguiente enlace: http://resonancias.uc.cl/pt/Table/Publicacion/N-32/