“Neurodiversidad en el espectro autista y apoyos naturales en el aula universitaria”, fue el título de la capacitación organizada por la Comisión de Inclusión del Consejo De Rectores de Valparaíso (CRUV), dictada por Vanessa Kreisel Vera, fonoaudióloga y experta en trastornos del espectro autista y comunicación, y que contó con la participación de estudiantes de la Universidad Técnica Federico Santa María y la Universidad de Playa Ancha.

En la iniciativa, se explicó que un principio los Trastornos del Espectro Autista (TEA) fueron asociados a conductas propias de la esquizofrenia, pero más adelante, los estudios de Leo Kanner y de Hans Asperger obtuvieron comportamientos distintos entre niños que supuestamente tenían la misma condición. Posteriormente, se descubrió que esta diferencia estaba dada por los distintos niveles o grados dentro del autismo, es por ello que la denominación “Síndrome de Asperger” ha quedado obsoleta, pues hace referencia a la misma persona autista, sólo que en un grado de menor apoyo. 

Kreisel expuso que existen tres grados: en el nivel 1, las personas requieren de un apoyo menor; en el nivel 2, necesitan un apoyo sustancial, pues tienen un déficit comunicacional, tanto verbal como no verbal; y en el nivel 3, requieren de mucho apoyo, ya que aparte de un déficit comunicacional, muestran una muy limitada interacción social. 

Su origen se explica mediante múltiples factores, desde teorías genéticas, neurobiológicas y psicológicas, “estableciendo que los síntomas de este trastorno surgen como resultado de alteraciones generalizadas en el desarrollo de diversas funciones del sistema nervioso central”, explicó Kreisel. Por otra parte, descartó algunas teorías sobre los efectos de las vacunas y el consumo de metales pesados por parte de las embarazadas como causales de este trastorno, pues no hay evidencia científica que lo compruebe.

La neurodiversidad es un concepto que se aplica en el autismo para explicar que cada persona no es igual a la otra, es decir, posee su propia identidad dentro del TEA. Es distinta por sus percepciones sensoriales, necesidades de apoyo y diferencias cognitivas. Su cerebro procesa la información de otra manera, por ejemplo, al pensar con imágenes. 

Algunas de las ventajas que podemos destacar de las personas con espectro autista, es el ser ordenadas, sinceras y tener buen procesamiento visual de información; aunque también existen desafíos que superar, tales como: las habilidades de comprensión e interpretación, la capacidad de imaginación y su rigidez en opiniones, como también las relaciones sociales.

El desafío universitario para una persona autista puede llegar a ser a lo menos incómodo, pues en el caso de vivir solo o con extraños, hacer nuevos amigos y socializar, aumenta la ansiedad y la vulnerabilidad de la persona. Es por esto, que actualmente las Universidades cuentan con Programas de Inclusión, pero además, es necesario contar con apoyos naturales, es decir, personas que sin ser especialistas poseen conocimientos suficientes para lograr una verdadera integración al interior de las instituciones de Educación Superior.

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