Área 4:
El aumento de la proximidad en el grupo familiar /
Descripción /
«El amor no es un estado definitivo o final sino un proceso constante y dinámico que se construye a través del esfuerzo diario y mutuo con aquellas personas que nos rodean».
Todos disfrutamos estar cerca de nuestros seres queridos, sin embargo, no estamos acostumbrados a pasar tanto tiempo junto a ellos.
El confinamiento influye en las relaciones familiares, pues fruto de éste la frecuencia e intensidad de las interacciones aumentan ostensiblemente. Sin embargo, es razonable suponer que si las relaciones de una familia son nutritivas el encierro no las afectará mayormente e incluso es posible que éstas se vean fortalecidas. Aunque también puede ocurrir lo contrario y que la situación de encierro influya negativamente, más aun si las relaciones ya estaban deterioradas.
Por otra parte, tampoco es descartable que aquellas relaciones que venían mal desde antes del confinamiento salgan favorecidas después de haber transitado por éste. Todo depende de cómo se viva el proceso.
El estado general de alarma que estamos viviendo, las diversas restricciones impuestas sobre nuestro comportamiento y el aumento en la frecuencia de las interacciones familiares son factores que evidentemente propician el surgimiento de tensión.
Es sabido que el incremento de tensión en un grupo termina exacerbando los rasgos más problemáticos de personalidad como el autoritarismo, el mal genio, el nerviosismo u otros.
No es extraño que bajo estas circunstancias recrudezcan los conflictos familiares, sean de pareja, entre padres e hijos, entre hermanos, u otros, todo lo cual además puede dar pie a la expresión de patrones de maltrato o violencia.
En la medida que las personas abordan sus diferencias de manera asertiva y empática, éstas no solo se resuelven favorablemente sino que incluso las mismas relaciones pueden terminar siendo fortalecidas a largo plazo.
Es fundamental considerar en dicho diálogo aquellos que nos dicen las emociones, pues éstas siempre anidan un significado relevante para nosotros. Cabe destacar que se trata de significados que surgen de sensaciones corporales y no del pensamiento o de la actividad intelectiva o reflexiva y, por tanto, se trata de un tipo de conocimiento totalmente alejado de nuestra tradición cultural que la psicología humanista ha venido relevando desde hace casi ochenta años. Un conocimiento que cuando se cultiva conduce necesariamente a mayores niveles de autoconsciencia y compasión.
Es posible afirmar que el amor no es un estado definitivo o final sino un proceso constante y dinámico que se construye a través del esfuerzo diario y mutuo con aquellas personas que nos rodean.
Consecuencias /
¿Qué puedo hacer si estoy en esta situación? /
Estos problemas de fricción en la familia se explican por el aumento de contacto interpersonal fruto del confinamiento, y por tanto, es absurdo buscar responsables al interior de ésta.
Aunque no lo hayamos notado, las relaciones humanas en general son difíciles. Están llenas de impurezas y escollos, sin embargo, estas dificultades se hacen aún más complejas por el hecho de estar encerrados. Es necesario hacer un esfuerzo adicional para mantener la calma y abordar los conflictos con serenidad.
El cultivo de estados mentales como la autoconsciencia, el amor o la compasión, constituyen un nicho interés creciente en la psicología contemporánea.
Las emociones están íntimamente ligadas al cuerpo, experimentándose como sensaciones de manera consciente o no consciente. Las emociones son estados mentales muy tangibles y, por tanto, una forma viable de despojarnos de la tensión es a través del mismo cuerpo. En este sentido, resulta recomendable realizar actividades físicas como ejercicio o bailar, o en el caso de no tener suficiente espacio, realizar actividades que exijan menos despliegue pero que igual involucren actividad corporal, como los trabajos manuales propios de una casa, o bien, canalizar la energía a través de la actividad expresiva como dibujar, pintar, cantar u otros.
El comportamiento debe tener un límite claro cuando los derechos de otras personas son vulnerados. En caso de que se produzcan problemas de violencia hay que realizar las denuncias respectivas inmediatamente.
¿Cómo afecta esta situación a las niñas y los niños? /
Las emociones de las y los niños son absolutamente influenciables por los contextos relaciones en los cuales se desarrollan. De tal forma que, si al interior de la familia existe una buena relación muy probablemente ellas y ellos estarán bien.
Dado que el confinamiento puede afectar negativamente las relaciones, es posible que ellas y ellos puedan volverse oposicionistas, sensibles e irritables, lo cual puede alterar más de la cuenta a los adultos. Asimismo, dado que la autonomía de los niños se encuentra en pleno desarrollo, la presencia de los adultos en casa tiende a revertir las dinámicas que en dicha dirección son fomentadas regularmente a través de su asistencia a los jardines y escuelas, propiciando durante el encierro un comportamiento particularmente demandante y apegado.
Las y los niños suelen buscar diversión y novedad lo cual suele verse muy restringido por el confinamiento. Por lo mismo, el uso de aparatos electrónicos puede aumentar abruptamente por lo que es recomendable dosificar su uso. Bajo estas circunstancias, el aburrimiento surge reiteradamente durante el encierro, activando constantemente quejas y demandas de los más pequeños para que los entretengan.
Es necesario comprender que el aburrimiento es más una oportunidad que un problema, puesto que dicho estado tiende a movilizar recursos internos como la creatividad y la exploración, y por tanto, los esfuerzos por satisfacer tales demandas por parte de los adultos resultan ser más un obstáculo que un beneficio para el desarrollo cognitivo de niñas y niños. Es más, en la medida que se responde de manera automática y complaciente ante tales demandas se impide una de las habilidades emocionales más importantes para la vida, cual es el manejo de la frustración.
Orientaciones /
¿Qué podemos hacer por las niñas y los niños? /
Lo más importante es realizar un esfuerzo por abordar los conflictos entre adultos de manera privada o, si se hace abiertamente, tener especial cuidado de hacerlo de buena forma.
Se sugiere descargar tensiones con actividades de descarga de energía física: es absolutamente recomendable incorporar a toda la familia para hacer ejercicios, jugar y bailar, así como también en actividades hogareñas como cocinar, jardinería, huerta u otras manualidades. Dese el tiempo para hacerlo. Defina uno o dos horarios de treinta minutos semanales cada vez. Manténgase firme en ese tiempo. Luego de realizarlas estimule a que ellos sigan por su cuenta en dichas actividades. Sin dispositivos electrónicos. Una cosa importante: no los obligue a nada, ofrézcale alternativas.
Finalmente, otra recomendación: medite e invite a los niños a hacerlo con usted. Existen diversos tutoriales en internet. La meditación es lejos una de las prácticas más recomendadas hoy en día sobre cuyos efectos positivos para el bienestar existe una enorme evidencia empírica. Esta recomendación es particularmente pertinente para los días que vivimos puesto que se ha visto que esta práctica influye favorablemente sobre nuestro sistema inmunológico, constituyendo un poderoso escudo para hacer frente a las enfermedades.