Área 6:
Aumento de demandas a los apoderados por recursos pedagógicos/
Descripción /
El desarrollo vertiginoso del conocimiento y la complejidad que ha alcanzado nuestra cultura ha incidido de manera importante en la especialización de la labor pedagógica.
Es así como esta actividad se ha ido perfeccionando, generándose una serie de habilidades y competencias que permiten realizarla de manera metódica. Lo anterior ha ocasionado que la labor educativa que en otros tiempos descansaba en la familia haya sido desplazada casi por completo a la escuela. Sin embargo, producto de la pandemia, la imposibilidad de los establecimientos de continuar con el trabajo educativo de manera presencial ha generado la necesidad de que ésta sea realizada principalmente en los hogares, situación que ha ocasionado una sobredemanda para los adultos puesto de que se han visto obligados asumirla en conjunto con el trabajo formal y las labores domésticas. Este escenario constituye una demanda emocional significativa para la familia.
«Producto de la pandemia, la imposibilidad de los establecimientos de continuar con el trabajo educativo de manera presencial ha generado la necesidad de que ésta sea realizada principalmente en los hogares, situación que ha ocasionado una sobredemanda para los adultos».
Consecuencias /
¿Cómo afecta esto a la familia? /
La situación descrita ha provocado fuertes dosis de tensión y frustración en los adultos debido a que éstos suelen no contar con el tiempo y las condiciones para realizar la labor pedagógica en casa. Tampoco cuentan con las competencias y el conocimiento necesario para afrontar este desafío. Además, es razonable que surjan dificultades para asumir un tipo de relación con los niños/as que regularmente no era habitual entre ambos actores y por el hecho de encontrar “lagunas de conocimientos” o “actitudes ante el aprendizajes” en los niños que desconocían hasta ese momento.
Finalmente, al no obtener los resultados esperados suelen desarrollar fuertes sentimientos de culpabilidad y desesperanza por estimar que se trata de un año “escolar perdido”. Por tanto, la motivación es otro aspecto emocional que se ve altamente afectado.
Orientaciones /
¿Qué podemos hacer por las apoderadas y por los apoderados? /
Uno de los principales desafíos para afrontar esta situación consiste es lograr motivar a los adultos a realizar esta labor. Esto puede depender de una argumentación orientada a mostrar la relevancia de sacar el año escolar adelante, o de un acompañamiento destinado a reforzar las fortalezas y superar las debilidades para realizar esta tarea. En ambos casos, lo más relevante es generar una conexión afectiva lo más estrecha posible con la familia.
Es importante mostrar a los adultos de la casa tres condiciones necesarias para que el trabajo educativo sea efectivo:
a) que sea planificado
b) que sea sistemático;
c) que resguarde la calidad relacional con el niño o niña.
Ea muy importante que los apoderados establezcan rutinas relativamente estables en el hogar que permitan realizar el trabajo pedagógico de manera sistemática. Además, exige un momento de preparación destinado a familiarizarse con el material de cada sesión y con los objetivos que ésta tendrá. Por otra parte, es imprescindible procurar las mejores condiciones relacionales de cada sesión y para ello es necesario prepararse anímicamente para llevarla a cabo. Dado que los adultos suelen encontrarse sobrecargados, un consejo útil es que treinta minutos antes de cada sesión comiencen a prepararse psicológicamente para ello y avisar al niño/a de la proximidad de dicho momento con el mismo fin. Asimismo, es recomendable brindarse un momento previo de descanso mental o meditación antes de comenzar cada actividad.
El trabajo conjunto entre familia y escuela es central para lograr los objetivos deseados. Además, es importante recordar que, cuando sea posible, que las familias pueden ayudarse también de los diversos recursos disponibles en la web. O bien, pueden buscar apoyo en otros apoderados o familiares que estén enfrentados al mismo desafío.